Santa Rosa de Lima

Isabel Flores de Oliva (Lima, 30 de abril de 1586 – 23 de agosto de 1617), más conocida como Santa Rosa de Lima. Aunque había sido bautizada como Isabel Flores de Oliva, en la confirmación recibió el nombre de Rosa, apelativo que sus familiares empleaban prácticamente desde su nacimiento por su belleza y por una visión que tuvo su madre, en la que el rostro de la niña se convirtió en una rosa.
Vivió en casa de sus padres como terciaria dominica usando el hábito dominico. En el jardín de su casa construyó una pequeña choza o celda a la manera de una ermita, donde se dedicó a la oración y a la penitencia el resto de su vida. La mitad de las horas del día dedicaba al trabajo manual, tejiendo, bordando y cultivando flores en su jardín para aliviar en algo los gastos de su familia. Además auxiliaba a los pobres y más necesitados de Lima, acondicionando para ello una habitación de su hogar como enfermería. Ya en vida tuvo fama de santidad debido a esta incansable labor para con los menesterosos y olvidados. Esto explica que a su muerte fuese aclamada y llorada por toda la ciudad como ”nuestra santa, la Madre de los pobres de Lima”
A los 31 años cayó gravemente enferma y pasó los últimos tres meses de su vida en la casa de Gonzalo de la Maza, un contador notable del gobierno virreinal, cuya familia le tenía particular cariño. En este lugar se levanta el Monasterio de Santa Rosa de Santa María de Lima. Luego de su muerte, su cuerpo, acompañado por una inmensa multitud de pueblo fue trasladado a la iglesia de Santo Domingo, donde hasta ahora veneran sus restos.
El Papa Clemente X ordenó su canonización bajo el título de SANTA ROSA DE LIMA. Se le declaró patrona de las Américas, Las Islas Filipinas, y Las Indias Occidentales.
